lunes, 29 de julio de 2013

LUIS ALBERTO CABRALES

Cabrales: La palabra
y sus ejes
“Primer aguacero” data
de 1928, fue el despertar de
una nueva forma de escritura. Ese era, según los
vanguardistas, el canon que
de ahora en adelante tendría
que seguir la poesía nicaragüense. Pablo Antonio Cuadra coloca este poema entre
los mejores de la tradición
doméstica que desde el padre Pallais retoma con
acierto la vena nativa de la
llegada del invierno. Para
Cuadra, el poeta nicaragüense que no haya cantado con fervor
las primeras aguas, o no ha vivido en ese país centroamericano,
no es poeta. En la selección que hace sobre ese tema se incluye
él, Pasos, Pallais y Cabrales; una relectura moderna tendría que
incluir hasta las últimas generaciones que han abordado con
excelente fortuna el tema, con ciertas salvedades de imposturas
folklóricas y naturalistas.
“Primer aguacero” abre así la nueva poesía nicaragüense’ y
el estilo y aliento poético que seguirá a Luis Alberto Cabrales
por toda su obra. Cabrales fue el que introdujo la poesía francesa
luego de su regreso de Europa, lo mismo que Coronel Urtecho
la norteamericana. Donde más se acentúa la influencia de ambas
es en el prodigioso Pasos. Se ha insistido que la influencia de
los norteamericanos donde mayor ha sido es en la poesía nicaragüense. Cabrales tiene hondos rastros de esa oralidad que bien
puede estar en Verlaine o en una sauda de nicaragüenses asumida
perfectamente por ciertos vanguardistas. Habrá que destacar las
influencias del modelo poético de Norteamérica como trasplante
afortunado. Todavía falta por detallar la analogía de la “Semana” de los vanguardistas nicaragüenses y la de los brasileños de
la “Semana de arte moderno”. Cabrales, que es el que introduce
a los franceses, se aparta del simbolismo de las nuevas codificaciones alarmantes generales por las vertientes modernas de la
poesía francesa actual. “Primer aguacero” presenta un desarrollo
simple de los tiempos con una breve ruptura en la cuarta estrofa
donde se habla del presente, del pasado.
Sus correspondencias son primarias del orden antropomórfico, que da o transfiere estados de ánimo a la naturaleza, de
carácter humano: el campo es el hombre vestido de naturaleza,
la naturaleza es el campo vestido de hombre.
Una transferencia clásica desde las épocas de Laura, Filis y
Galatea en que la naturaleza existe por la gracia de esa fortuna
que la exalta. En “Primer aguacero” el tinte religioso contiene
todo el poema: llueve -el campo se viste de verde; está alegre- es
Semana Santa; por lo tanto, quien ha dado todas esas maravillas
es Dios: así mismo se regala la naturaleza “un centavo de olor”
para su “colocho” (cairel). El cambio de estación supone la muerte del pasado: el aguacero es un acto de fertilidad en la que la
tierra queda preñada de dones. Cristo es crucificado y con su
sangre riega y fe-cunda el nacimiento de otra fe. Tiene que
recordarse un fragmento de San Juan de la Cruz nada ajeno en
seme-janzas con “Primer aguacero”.
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con
presura
y yéndolos mirando
con su sola figura
vestidos los dejó de
hermosura.
Fray Luis de León tiene pasajes de igual intensidad de esa
divinización epifánica de la naturaleza en ser.
Cabrales junto con los suyos se propuso cambiar el fatuo
universalismo de los poetas provincianos de su país. El no reconocimiento de lo verdadero comenzaba por la posposición de lo
nativo y lo telúrico. Los lectores de Valery Larbaud, Superville,
Cendrars, Williams, Cummings y Eliot contradecían sus propias
lecturas mientras fincaban su imaginación en lo nativo y lo telúrico. Eliot habló alguna vez que para ser universal habría
primero que pintar bien su aldea. Nada más que Eliot era “british
subject” y el dulce Támesis no es el río Tipitapa. Los chilenos le
criticaron a Darío su falta de americanismo e insistieron en “lo
telúrico”. Ya en más de una ocasión se han detallado en este
espacio las aberraciones alucinantes a que lleva el americanismo
telúrico. El riesgo es tan grande que Wordsworth y su naturaleza
no dejaban de ser para los de su época procuraciones de un mal
inglés. Razón tuvo Hegel de decir lo errados que estaban los ingleses con sus métodos filosóficos de pesas, balanzas y
laboratorios. Wordsworth puede ocupar hoy un sitio valioso entre
los ecologistas y no así, por ejemplo, el “poeta de Itabira” cuyo
Amazonas es proyecto electrónico de la noticia fría de Sting.

Luis Alberto Cabrales

No hay comentarios:

Publicar un comentario