El poeta Montoya lamenta que haya pocos festivales de poesía
- “Es una calamidad que en un país de poeta solo haya tres festivales de poesía”
Por Bienvenido Mora/Estudiante de relaciones internacionales
El poeta Ariel Montoya dijo que la poesía en Nicaragua, para que pueda crecer y mantener su estatus de calidad, como la ha mantenido en sus diferentes proporciones generacionales, debe desterrar las viejas escuelas (léase vanguardias) desde sus posturas mesiánicas, y promover a los nuevos valores desde el territorio, pues el poeta es una consecuencia directa del ser humano, de su sangre y espíritu. En esta entrevista Montoya, quien recientemente organizó el II Festival Centroamericano de Poesía en Chinandega, comenta parte de sus experiencias en este evento internacional, y otros aspectos de la cultura nacional.
¿Por qué fue en Chinandega y no en Managua este II Festival?
Porque en todo el territorio nacional hay poetas, y hay poesía, pero además historia, patrimonios naturales, cultura, antropología etc. Y decidimos en ese departamento, por sus raíces profundas insertadas en el unionismo y la cultura centroamericana: la presencia de Morazán, la tierra natal de Rosa Sarmiento, madre de nuestro hermano de sangre Darío, la importancia de los puertos el Realejo y Corinto, (desde donde nos embarcamos en lanchas de pescadores humildes para visitar la Isla de El Cardón y homenajear a Rubén Darío. Pero también, para homenajear a uno de sus grandes poetas: Luis Alberto Cabrales.
¿Y a Otto René Castillo, poeta y guerrillero de Guatemala…?
Así es. La cultura, como herramienta clave para el desarrollo social, debe verse con un enfoque integracionista centroamericano, desde cualquier punto de vista y del país. Castillo sí fue un guerrillero, que murió por sus ideales, nosotros lo honramos al igual que a Cabrales, por el peso grandioso de su obra.
O sea que la Fundación Esquipulas, ¿hará otros festivales en otros departamentos?
La realidad supera a la fantasía y a la imaginación. En toda Centroamérica y el Caribe, al igual que en el resto del Continente, ocurre lo mismo, lo que pasa es que aun en algunos aspectos vivimos anclados en la parcela y no en la vastedad de la pradera. En Boaco, por ejemplo, hay un faro precioso, ¡y no hay mar! Ahí realizaremos en ese faro en futuras ediciones un Festival Centroamericano de Poesía. Y así puedo decirte que en cada departamento hay cultura, historia y nuevos valores.
¿Qué piensa de las vacas sagradas de la poesía nicaragüense?
No me gusta usar esa expresión. Las vacas son sagradas para el dueño que las cría o del que las compra para el destace. Y un patrimonio animal de la humanidad.
¿Pero de Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Sergio Ramírez, Claribel Alegría, Iván Uriarte y otros?
No soy crítico literario. Lo que puedo decirte es que Sergio es novelista y articulista, y francamente a los poetas que menciona hace años que no leo nada nuevo en ellos estéticamente hablando, ese es mi punto de vista. La poesía de Uriarte es fresca, renovada, un poeta con más trabajo verbal diría yo.
Hay otros poetas que vienen surgiendo, que están ahí y, por supuesto, no se debe olvidar a los poetas en el exterior, como a Carlos Calero, Yaoska Tijerino, para darte dos nombres.
¿Cómo se puede promover a los nuevos poetas?
De muchas formas, la primera es rompiendo ese anti valor de que en Nicaragua todos son poetas, desde el punto de vista creativo-literario quiero decir. Eso es un absurdo y una muestra ramplona del tullido folklorismo atávico que nos persigue. Segundo, hay que promover talleres, capacitaciones serias, promoción de concursos, hay que volver a las alcaldías, a los mecenas modernos, se está despertando una mayor sensibilidad empresarial, banqueros como Don Ramiro Ortíz Mayorga y otros están haciendo un buen trabajo en lo personal e institucional, el Gobierno también viene haciendo un trabajo en la cultura importante y ya no se diga los propios artistas.
¿Hay que hacer más festivales de poesía?
Es una calamidad que en un país de poetas solo hayan tres festivales: el de Granada, el de los Adultos Mayores (CLAM) y el Centroamericano de Poesía. Debieran haber más, uno en cada municipio y fomentar la iniciativa a toda Centroamérica sin mezquindad. Ese es el reto que nos hemos propuesto con la Fundación Esquipulas y, si tenemos la materia prima, que son los “vigores dispersos”, no es fácil sobre todo en lo económico pero será asunto de ponerse a trabajar y contagiar a todos para salir adelante con esta propuesta meramente audaz.
