Jorge
Martínez Mejía
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EL MECENAS DE LOS POETAS EBRIOS
Me dispensé la literatura como un ladrón
de la comedia humana. Hurté la ciencia y el mal en un magnífico volumen,
durante una noche que tropecé con la cabeza de un viejo parecido a Baudelaire.
Escribí mi primer Góngora a la orilla de un pueblo de mineros donde los niños
nos hicimos hombres a los catorce años. Fui el mejor bebedor, el mecenas de los
poetas ebrios. Una mujer me besó en la calle de los burdeles para asombro de la
muchedumbre. Estuve encerrado en una prisión antigua y los reos me elevaron en
hombros gritando mi libertad. He vivido sin retirarme y sin renunciar a mi
nombre ni a mi causa. Un día volveré
desde el fondo de mi tumba para tomar mi puesto.
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