Guillermo Acuña |
He visto poesía
tendida en los alambres.
Húmeda de tanta montaña,
enmohecida con los besos que
la inventan.
Quieta si el viento no la mece.
Alguien la ha recogido y tirado
otra vez en el canasto de cosas sucias.
Tal vez por tanto lugar común en sus
bolsillos.
O por que necesitan otro retoque de agua para respirar.
O por que
simplemente la poesía sucia no debe ser lavada, ni blanqueada, ni purificada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario