MELVYN AGUILAR |
Repasos de un niño erudito
Pensando en D.M.C.
El exilio es una larga avenida por
donde solo transita la tristeza”
Fernando Ugarte
Se me antoja
el niño color de horchata,
sus danzas de Cocibolca,
sus licores,
su diaria porción de odio
—que con brutal eficacia—
encaminaba al vacío
—hacia nosotros, sus falsos
semejantes—
la ojeriza
afablemente amamantada
en arrias madrugadas de
luminoso oprobio,
sin inquietud nutrida a la
sombra
del aparente encantamiento
de
sus fraternos pasmados.
El puñal y la serpiente
el verso y sus miserias.
El niño de otras urbes, en
otra urbe
evocando a la mujer del
lago.
—Él, sus repasos—
Managua “desboronándose”
en sus legendarias pupilas
sabedoras de infierno.
El niño erudito
afilando la despatriada
alegría
de su vieja ciudad de
crucigramas
mercando pescado fresco en
San Miguel Central,
y amores en la Conga Roja.
El ilustre niño
visitador del pez que fuma
rechiflando bajito sus pesares
en la esquina de los coyotes,
o mediándose una media en el Foker
para charlar con los poetas del Cachecho
sobre el voceo de las fieras
y
los trueques de la Caimana.
Ah
el
puñal y la serpiente
el
verso, sus miserias
—la memoria y
sus venenos—
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